lunes, 21 de mayo de 2018

Mito contado como Mito

Nuestra gente siempre a contado historias, historias de unos seres muy cercanos a nosotros pero que, gracias a una fuerza mística, no pueden estar con nosotros ni por mucho tiempo ni demasiado cerca.
Algunos cuentan hacer visto uno o dos en su vida, como si fueran manchas oscuras que distorsionan el paisaje natural en que vivimos. 
Otros afirman que los escuchan, que dicen tabúes y blasfemias en tonos que estremecen y cubren de temor nuestro ser. 
Quienes han tenido el infortunio de dar unos pasos a fuera de su territorio, conoció la violencia, el caos y la falta de ética de algunos de ellos. 
Los grandes sofistas de nuestro era, en su saber y experiencia, dicen que su comportamiento oscuro es tal "Porque ingieren las sustancias que Dios prohibió, cuando nosotros respetamos en lo que pudimos su decreto", "De donde el mal existe, el mal saldrá", "Dios los  castigó por su arrogancia y haraganería, por lo que siempre será difícil su subsistir, pero a la vez su propia naturaleza no los dejará morir", "Quien mal se alimenta, mal vive, pero no muere". 
Desde entonces, nuestro pueblo teme a los oscuros: nuestra afortunada pero bien merecida  forma de vida, es acechada por la falta de valor y la violencia de estos. 
Por esto, todos los días, la voz del rey proclama estas historias, en nombre de Dios, para no olvidar la oportunidad que él nos da al seguir nuestro camino responsable y ético. 
La mas reciente recordó una de esas ancestrales historias: la de dos niños, uno oscuro y uno de nosotros. Por supuesto que el nuestro creció como debía ser: bien alimentado, sin ninguna perturbación, seguramente en el mejor de los ambientes de amor y cuidado. El niño oscuro, ya mal nacido por otro oscuro, no le queda más que ser lo que es. Seguramente creció en violencia y carencia. 
Pero el deber divino, a pesar de que el destino es inevitable, los sabios deben enseñar la palabra de Dios a todos, y prometer en la mejor asimilación un castigo mas leve.  
Ambos niños accedieron por igual a tales enseñanzas. Por supuesto que, en su naturaleza, nuestro niño había recibido mejor las palabras; mientras que el oscuro nunca podría ser lo que nuestro niño. 
Un día nuestro niño volvió de sus enseñanzas, con las rodillas raspadas y su vestimenta sucia. ¿Pero como podría haber pasado tal atrocidad? . No es una pregunta tan difícil de responder, la atrocidad viene del atroz. El niño oscuro seguramente habrá intentado, en su carencia, quitarle algo de su blanca bondad. Es lo que vivió su pueblo siempre. 
No olvidar, nuestro bendecido pueblo, que Dios por algo hizo que los oscuros sean  como sean. Teman siempre ante su presencia, que los oscuros, oscuros serán. 

"Los que vienen de la villa, no tienen valores. Son violentos. No pretendas que te respeten si en sus casa no lo aprenden".
"Por las drogas que consumen sus padres, y por la falta de alimentación, los chicos de las villas no aprenden igual que los otros chicos."

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